martes, 8 de mayo de 2007
Un poquito de humildad Ricardo !
by Rodrigo
No es nada personal. No es eso, aunque quizás sí. Puede ser. Aunque no nos conozcamos personalmente debe ser algo personal, pero en realidad no es lo importante. Tienes bastamntes años más que yo pero voy a partir por un consejo: vamos poniéndole un poquito de humildad Ricardo.
Entiendo que debe ser gratificante ser nombrado como Enviado Especial para el Calentamiento Global (a pesar de la relativa utilidad de estos cargos) pero de ahí a aceptar hay un paso; peor aún, de ahí a señalar con la desfachatez propia del político más demagogo, que “hay un antes y un después” desde tu gobierno en materia ambiental, hay muchos miles de pasos. Dices que diste un mensaje a los empresarios al cerrar la planta de celulosa Arauco y que destinaste más que nadie hectáreas para reservas ecológicas, pero en realidad no puedes decir más, y está bien, no puedes ser tú el único culpable de que en Chile no se considere en serio el tema del desarrollo sustentable. En eso Frei te lleva la delantera, además, ya se sabe, eso parte quien sabe cuándo desde Washington hacia abajo.
Yo te felicito, sinceramente, pero tu nombramiento no puede obedecer sólo a capacidad para con el tema, esto es política y lo sabemos, vamos dejando las cosas en claro. A menos que la ceración de la “Fundación Libertad y Desarrollo” (menos de dos años de funcionamiento) o ser presidente del simpático “Club Madrid” se compare con el currículum de los tros dos designados. Hay que ser sinceros y humildes Ricardo.
Y recordar que cerraron temporalmente Arauco (no se te olvide que sólo fue temporalmente, hasta que contaminaran menos) pero porque hubo miles que se manifestaron desde todo el país por el desastre que estaba ocurriendo, porque tuvieron que morir cisnes y tuvo que contaminarse un río para que recién actuara tu gobierno. No te subas por el chorro, eso no es mandar ningún mensaje a ningún empresario. Cerrar esa planta es lo que debería haber hecho cualquier presidente decente.
Deberías reconocer entonces, además del cierre de la planta, la tremenda responsabilidad política de permitir la operación de empresarios turbios que hasta falsearon informes de impacto ecológico. Es cierto que se actuó contra la celulosa Arauco, pero nada dices respecto de Barrick Gold y su increíble proyecto de trasladar glaciares en la Tercera región (¿sabrás que eso es imposible?), la idea de explotar una montaña sin alterar su ecosistema ni contaminar el río Huasco es irrisoria (¿sabrás que eso también es imposible?). Nada dices de las miles de tierras agrícolas asfaltadas al extender Santiago en kilómetros de carreteras privadas (un negocio que incentivaste mucho antes como Ministro de Obras públicas), porque no olvides que debes ser uno de los ministros que más cemento ha mandado a comprar. Vuelvo más atrás en el tiempo cuando te ocupabas del Ministerio de Educación y una amiga me recuerda tu nulo interés por incluir temáticas medioambientales en los programas de enseñanza. Vuelvo nuevamente hacia tus años como presidente y me pregunto ¿eres el mismo Ricardo Lagos que en el 2002 inexplicablemente no asistió a la Cumbre del Medio Ambiente celebrada en Johannesburgo?; estás sonado, a la próxima Conferencia Mundial sobre el Clima convocada para diciembre en Indonesia vas a tener que ir obligado. Porque hay mucho por hacer Ricardo y porque todo parece realizarse para impactar lo menos posible las comodidades de la vida y la economía moderna, la producción de las potencias mundiales (¿sabías que hacen falta cerca de cuarenta Protocolos de Kioto más para controlar el incremento del efecto invernadero?)
Quiero que esto no sea nada personal Ricardo, aunque lo parezca. Ya que aceptaste, espero que sirva de mucho esta designación para que realmente puedas tener de que jactarte en materias medioambientales porque aunque no lo creas mi intención no es bajar tu nuevo trabajo (¡quién soy yo para hacerlo!). Sólo quise hablar un poco de humildad y cordura, porque en Chile no todos somos tontos (por el contrario a como creen los políticos) y sobre todo porque a pesar de los veloces días que la modernidad ofrece, no olvidamos.
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