lunes, 23 de abril de 2007
FANTASMAS EN EL PARAISO
Fantasmas en el paraíso (al gran negro Farías)
Por Cristian Zúñiga
Jorge Farias muere tan solo y abandonado como la mayoría de sus colegas vinagres
( decir guachaca es sinónimo de carrete concerta , de esos especuladores que se hacen los populares sin serlo), compipas que esperan la moneda salvadora de algún benefactor mozo, vendedor de pescados o regente del liberty.
El día de su funeral, el negro Farias movilizó a todos los vinagres de la Plaza Echaurren , los que al ritmo del bolero de conventillo y la caña aguachenta, despidieron a uno de los más guapos. Y digo guapo porque Farias fue el que mejor interpreto el verdadero himno de Valparaíso, ese que no le teme a la pobreza de los cerros, sino que muy por el contrario, la vive a concho y sin vergüenza.
Farias es la contraparte del señor Gitano Rodríguez, ese burgués mamón que vivía quejándose de todo lo sucio y feo de este puerto. El negro no necesitará de influencias cuicas en la prensa o en los círculos aristócratas del cerro alegre para llegar a las páginas de la historia con su tintolio rudo y barato. Porque Farias fue un rockero que con sus lentes oscuros y su guitarra sostenida por amigotes, se paseaba como un rey fantasma al que sólo los porteños trasnochados podían ver.
Se nos fue uno de los personajes que ha sostenido las bases de lo que hoy conocemos como el Valparaíso Patrimonial. Y mientras los tecnócratas y la posmoderna movida santiaguina disfruta de la cosecha borracha del siglo XX , los Farias, las Corenas o los viejos y viejas de la cuadra desaparecen entre el frío y la indiferencia de una ciudad ultrajada.
A la salud del negro
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3 comentarios:
Más cinematográfico que cualquier paraje epopeyico de nuestra historia, se elevó sobre las cabezas el gorrión. Que desperidicio y ceguera de los que hacen del pueblo el sustento y la inspiración. Porque el sepelio de Jorge Farias fue el verdadero carnaval valparadisiaco. Desde las alturas de echaurren bajaron los habitantes invisibles, vitoriando a uno de los "suyos". llenaron Serrano cantando a todo pulmón "la joya del pacífico" emnudecieron las marchas, las orquestas y los ecos institucionales a punta de megafonos, de aplausos, de gritos y de sonrisas. Esa imagen más poderosa que una guerra, es la que silenciosa se plasma entre los autenticos. Entre los reyes y reinas, principitos y princecitas del puerto, entre los que se pegan los piqueros en el ejercito de salvaciones y se comen los chichiles con un medio pato, por ahí, en la cuadra amenazada por los de siempre. Los piratas y usureros.
Excelente articulo.
felicitaciones Z.
libertario de los que no piden permiso para cantar, la caña a la memoria de Farias es un montón de corazones hinchados, no nos vemos en otra parte porque esa no existe, Valparaíso es aquí, y aquí está muriendo, y aqui sigue vivo ese Farías, y aqui se murió la memoria de ese tal Rodriguez.
Bien Zuñi
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